Nuestro compromiso en la bodega con la calidad empieza en la recepción de la uva, ya que, cuando llega a la bodega en las cajas, esta ni se bombea ni se comprime, ni se mostea, va directamente a la despalilladora (máquina que elimina el raspón del racimo), y de ahí al depósito donde fermentará.



Todos los procesos están sumamente cuidados y vigilados. La Temperatura de fermentación de los depósitos es controlada por el equipo de frío a través de sondas termométricas que controla la circulación del agua fría por los depósitos.
El número de remontados con o sin aireación es decidido al final del día de vendimia según la evolución de la fermentación y maceración del vino. Además el prensado de los orujos es prácticamente un escurrido, ya que se le aplica muy poca presión a los orujos mediante la prensa vertical.
El resto de procesos son también cuidadosos sobre todo con las características propias que adquiere el vino de los frutos que ofrece nuestra tierra, la RIBERA DEL DUERO.


Por último la Crianza de los caldos se realiza en barricas de roble Francés, Americano y Húngaro en nuestra bodega subterránea, diseñada especialmente para que las oscilaciones de humedad y temperatura sean mínimas, y que la renovación del aire sea suficiente pero no excesiva. De forma que sobre el vino sólo actúan la madera, el tiempo y la ilusión de una familia.


Todo esto como mejor se ve es haciendo una visita a Bodegas Abadía la Arroyada, donde podrá sentirlo.